Carta a la Tierra, el título resume
el contenido de la lectura. En una especie de carta dirigida a nuestra madre
Tierra, el autor, por medio de múltiples enfoques críticos, logra llevar de una
buena manera al lector a autoanalizar cómo nos relacionamos cada uno con el
planeta Tierra.
Estamos acostumbrados a oír hablar
del desarrollo sostenible, del reciclaje, del calentamiento global, de los
desastres naturales y sociales. Sin embargo, ¿cuántas veces nos hemos sentado a
analizar el caos real que sufre actualmente nuestro planeta de una forma
global, como un todo? ¿Cuántas veces hemos pensado cómo factores como la
educación, la pobreza, la vida, el respeto y la consideración influyen en este
caos que enfrentamos? Probablemente nunca o muy pocas veces. Y esta lectura es
una oportunidad de analizar cada uno de esos factores que al fin y al cabo
afectan positiva o negativamente el planeta donde nacimos, crecimos, nos
desarrollamos y morimos.
La mayoría de los contenidos de esta
lectura, y los principios desarrollados están
basados en la responsabilidad social y universal de los seres humanos. Para
entender mejor cada uno de los principios que menciona la lectura se requiere
de un gran sentido común. Al final de cuentas no se trata más que de nuestra
madre Tierra y el lugar donde vivimos y en el cual van a vivir nuestras futuras
generaciones.
Es importante analizar cómo están
relacionados un principio con otro. Por ejemplo, se habla del respeto y la
consideración. No es posible construir sociedades democráticas si los
gobernantes, al igual que los ciudadanos no concientizamos y actuamos irresponsablemente.
Jamás se va a lograr erradicar la pobreza si no se enseña desde ya a las nuevas
generaciones, el valor del desarrollo humano equitativo y sostenible. Nunca vamos
a asegurar que los recursos de la tierra se preserven para generaciones
presentes y futuras si no adoptamos desde ahora patrones de producción, consumo,
y reproducción.
Para nadie es un secreto que lograr
esto es algo muy complicado y a veces inimaginable, y que cada vez el deterioro
de los valores es más grande. Sin embargo, cómo podemos empezar desde ya, desde
nuestro pequeño círculo familiar, o en nuestros lugares de trabajo, a sembrar
esta semilla, a predicar con nuestro ejemplo. Es un hecho que los líderes
positivos son capaces de lograr grandes cosas. Por qué no convertirnos no sólo
en un líder positivo del proyecto en nuestra vida laboral, sino también
convertirnos en embajadores de la preservación de la Tierra, en cada uno de
nuestros espacios. Muchas veces las pequeñas cosas son las que hacen la diferencia y el que por
poco comienza en grande termina. Nada ganamos formándonos como grandes
profesionales, y obteniendo logros laborales y económicos importantes si no
tenemos cómo ni donde disfrutar de nuestros logros alcanzados. Nada ganamos
tampoco derrochando los recursos a nuestra conveniencia si el día de mañana
nuestros hijos y nietos no tendrán ni donde vivir.
Es por todo esto y más que debemos
plantearnos cada uno hasta donde queremos llegar, y de qué manera podemos
aportar en esta causa universal.